Alguien debió estar en éste mundo antes de todo esto
no el sonido | nunca los atardeceres
no nada | no la luz
ser del ruido | su silencio
no es el mar | sino su furia
nunca la noche | pero sus ánimas
no un acantilado | la caída
no las ventanas | sino el exterior
no la soledad | sino su dureza
por lo que está escrito | y lo que queda
no lo que está vivo | sino la vida